Cuenta la leyenda que el antiguo emperador hindú Akbar I, perteneciente al Imperio mongol del siglo XVI, jugaba al «pachisi» en tableros inmensos construidos en los patios de sus palacios. En el centro, representando el trono, se colocaba él; mientras que las fichas que las fichas eran hermosas mujeres que se movían a su alrededor. Este juego (que entre las clases humildes se jugaba con un paño de tela sobre el suelo y unas conchas) no llegó a Europa hasta el siglo XVIII, cuando los conquistadores ingleses lo importaron de la India. Las reglas fueron modificándose hasta llegar a las actuales.
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