Antiguamente, cuando se quería elogiar la inteligencia o conocimientos de alguien se decía que «sabe latín». Y de ese idioma nos quedan decenas de palabras o frases hechas —motu proprio, ipso facto, alter ego, honoris causa…— que empleamos tal cual. Y es que el latín fue, durante siglos, no solo lengua franca, sino de prestigio social y cultural. Hoy no se sabe cuántos hablantes hay en el mundo, pero sí existe un lugar en donde se sigue utilizando a diario como lengua oficial. Hablamos, naturalmente, de la Ciudad del Vaticano. Si nos acercamos allí a un cajero automático, veremos cómo, trans insertar la tarjeta, las instrucciones y preguntas se formulan en el idioma de Cicerón y Virgilio. Así, debemos pulsar la opción Deductio ex pecunia si queremos sacar dinero; Rationum aexequatio, para conocer el saldo; o Negotium argentarium, si lo que necesitamos es información sobre los últimos movimientos. (….) Desde mediados de 2019, la Ratio Vaticana empezó a emitir un informativo semanal que exige incorporar infinidad de neologismos para contar adecuadamente la actualidad. Entre los más curiosos están “xenofobia”, externatum gentium odium; “kamikaze”, voluntarius suis interrumpto; y una de mis favoritas, “tuit”, que en latín moderno es breviloqua.
Muy interesante, Número 469
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