(…) Se puso de moda entre la aristocracia francesa adornarse el rostro con lunares postizos de seda o raso a partir del s. XVI. Diversas enfermedades –entre ellas la viruela, que asoló Europa del s. XVII– desfiguraban el rostro de las mujeres con marcas y cicatrices que conseguían ocultar pegándose estéticas manchas a modo de parches. Y no solo los típicos círculos, sino que se fueron imponiendo todo tipo de figuras, de variopintos colores y tamaños, que se adherían en la cara y el cuello: corazones, tréboles, lunas, estrellas, figuras geométricas… Eran tantas –había damas que lucían una docena o más– y tan variadas que se creó una especie de lenguaje secreto, según el lugar en que se colocaran. (…) Este hábito se convirtió a la postre en un auténtico código de coqueteo. Una manchita en la mejilla derecha significaba que la dama tenía marido, mientras que si estaba prometida, la lucía en la izquierda. Sobre los labios, también a la izquierda, significaba deseo de flirtear, mientras que junto al ojo, proponía un romance apasionado. Los lunares –en francés mouches, ‘moscas’– se llevaban en cajitas provistas de un pequeño espejo, y como eran de quita y pon podían enviarse distintos mensajes dependiendo del destinatario. (…)
Muy Interesante, número 441, febrero de 2018
Lorena Milanova says
Este fragmento de texto de la revista «Muy Interesante» habla de los lunares postizos de seda o raso que las mujeres se colocaban en su rostro y cuello a partir del s. XVI. Me ha gustado leer sobre este tema. Me parece divertido y curioso cómo los seres humanos podemos convertir parches para tapar marcas o cicatrices causadas por enfermedades en un complemento de moda, y, para ir más allá, en una especie de lenguaje secreto. Yo, como seguramente muchas personas, ya había visto esos lunares antes, principalmente en películas, y a pesar de que me llamaron la atención nunca llegué a pensar que detrás de esos lunares pudiese haber un significado. No me imaginaba que las mujeres se colocaban estos parches en una posición estratégica, queriendo transmitir o decir algo con ellos. Y, en realidad, tiene sentido ya que en esa época, a diferencia de hoy en día, no se podía hablar libremente sobre el amor.
Yoana Milanova says
A mí este texto me parece muy interesante y curioso. La verdad es que no sabía nada de lo mencionado y me ha sorprendido mucho. Sobre todo el hecho de que hubiese diferentes formas. Porque, al fin y al cabo, un lunar redondo puede parecer real; sin embargo, un lunar con forma de corazón o de trébol no tiene una apariencia real, aunque supongo que era más importante lo que se comunicaba con el lunar que si era realista o no. También me ha impresionado la cantidad de lunares que podían llegar a llevar las mujeres. Si bien yo no soy quién para opinar, lo veo un poco exagerado. No obstante, me sigue pareciendo increíble que una moda pueda llegar tan lejos como para ser una manera de comunicar algo a otra persona.
Irati Garciandía says
Nunca había oído o leído algo parecido. No tenía ni idea de que a partir del siglo XVI las mujeres usaban estéticas manchas a modo de parches para ocultar imperfecciones en su rostro. Resulta interesante que pasaran de ser un artículo para ocultar una cicatriz a ser una marca de identidad, una forma de comunicar que, como muchas otras pasara a ser un artículo de moda. Me llama la atención que solo las mujeres fueran las que ocultaban sus cicatrices detrás de una mancha estética a modo de parche. Creo que esto es debido a que en esos tiempos las mujeres tenían que estar guapas, lo que implicaba no tener ninguna imperfección en su cuerpo, y mucho menos en su cara, para la sociedad, pero sobre todo para su futuro o actual marido.
Joana Andonegui says
Ante nosotros tenemos un fragmento de texto en el que se describe cómo surgió la costumbre de usar lunares postizos entre la aristocracia francesa a partir del siglo XVI. Aunque inicialmente su fin era tapar defectos causados por enfermedades comunes en aquella época, posteriormente empezaron a utilizarse como un código de coqueteo dependiendo del lugar en el que se pusieran podían significar diferentes cosas. Pienso que los lunares les resultaron muy útiles a las damas de la corte francesa para conseguir sus objetivos pero me imagino que debieron de surgir muchísimos malentendidos cuando aristócratas que tenían algún tipo de marca en los puntos estratégicos del código fuesen malinterpretados al tapar esas cicatrices. Era un método bastaste rudimentario y estoy segura de que con el tiempo aparecieron nuevas técnicas para tapar estas marcas. Al igual que un nuevo código de coqueteo. En mi opinión, es un texto muy claro, lo que nos cuenta es muy sugerente y nos traslada a una época pasada en la que las cosas eran muy diferentes.