El fracaso pocas veces te detiene. Lo que te detiene es el miedo al fracaso.
Jack Lemon
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El fracaso pocas veces te detiene. Lo que te detiene es el miedo al fracaso.
Jack Lemon
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Uno de los hechos más curiosos ocurridos en la entrega anual de los Oscar de Hollywood tuvo lugar en la ceremonia de 1938. La actriz Alice Brady, por tener un tobillo roto, no pudo recoger en persona la estatuilla correspondiente a la mejor actriz secundaria, que había obtenido por su trabajo en la película Chicago. Un caballero no identificado lo hizo en su nombre. Sin embargo, la sorpresa saltó cuando días después la actriz confesó que no había enviado a nadie en su lugar. Nadie supo encontrar al personaje que la recogió, y por supuesto, nadie encontró tampoco dicha estatuilla.
Gregorio Duval, El libro de los hechos insólitos
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Ella: Catalina; Ivana; Jesusa; Oriana.
Él: Alberto; David; Fernando; Rafael.
País: Bélgica; Ecuador; Honduras; Malta-
Número: Baile; Danza; Humor; Musical.
Juegos de lógica, nº 71, Zugarto Ediciones
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Al bien hacer jamás le falta premio.
MIguel de Cervantes
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Su mujer le había hecho esta bufanda a mano para él y el otro día, al salir a la calle, Ángel la perdió. Es uno de los recuerdos que su mujer le dejó antes de morir y él está moviendo cielo y tierra para recuperarla. Tiene 75 años y perdió a su esposa Carmen hace cuatro años. El señor ha colocado carteles por todas las calles para poder recuperar la bufanda. Esta prenda de ropa es el recuerdo más preciado que tiene de ella porque la hizo a mano para él. «Busco bufanda tapa bocas color tostada con flecos en los dos lados, dos filas de agujeros en las dos puntas. Perdida por las Oliveras de los Invasores (Albacete) el día 3 de enero por la mañana», cuenta en los carteles.
lasexta.com/programas
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¿Desde cuándo llamamos «camellos» a los vendedores de droga? Desde 1926, cuando la policía detuvo en Barcelona a un traficante que simulaba se jorobado y llevaba una enorme joroba de cartón repleta de cocaína. Poco después emplearon en París el mismo método con joroba de hojalata. ¡Pobres camellos que se vieron, por analogía, identificados con delincuentes detestables!