(…) En español, el término náhuatl dio origen a la palabra «tomate». En italiano, sin embargo, todo aquello que procediera de ultramar y se considerara exótico era «moro», y a medida que el nuevo cultivo se fue extendiendo, se le dio el sobrenombre de «pomo di moro», o «manzana morisca». En francés, los tomates se convirtieron gratamente en «pommes d’amour» («manzanas del amor»), término que llegó al inglés como «love apples», que es como se conocieron en Gran Bretaña hasta mediados del siglo XIX.
La vuelta al mundo en 80 plantas, Jonathan Drori