Como todos sabemos, los romanos asignaban a las letras I, V, L, D, C y M un valor numérico y siempre nos dijeron que se pueden utilizar tres de esos caracteres repetidos consecutivamente como máximo. Así, 3 es III en números romanos, 6 VI… Sin embargo, hay veces que esta norma parece incumplirse, como comprobamos al consultar las esferas de muchos relojes. Concretamente, en el famoso de la Puerta del Sol de Madrid el número 4 aparece así: IIII. No se trata de un error, porque durante mucho tiempo estuvo permitido escribir IIII y XXXX, aunque, al final, y por economía de medios, se impuso la fórmula IV y XL.
Muy interesante, diciembre de 2019
Alessandra Marini says
Este texto me ha llamado la atención porque el reloj que hay en la pared de mi salón tiene cuatro palitos para representar el 4. Yo siempre había pensado que era un fallo pero, gracias a haber leído esto, ahora sé que no. Creo que es muy interesante que antes se escribiesen los números romanos de otra manera, y me pregunto cómo escribían el 4 ellos: ¿IIII ó IV? Quizás podían utilizar ambos. De todas formas, este pequeño artículo me ha servido para aprender que a veces hay varias maneras de hacer las cosas bien, y me muero de ganas de aprender más sobre este y muchos otros temas.
Irati Albero Marco says
Este comentario me ha llamado mucho la atención ya que el reloj de la Puerta del Sol en Madrid es así. Yo no tengo ningún reloj con números romanos en mi casa y nunca me había dado cuenta. Es verdad que siempre he estudiado el número cuatro así: IV; por eso, al verlo con cuatro palitos: IIII, me he quedado con una intriga enorme y consecuentemente tenía que investigar y escribir un comentario sobre ello. He buscado en Google, Wikipedia, y dice que los números romanos están basados en la numeración etrusca en la que se representaba el cuatro así: llll.
Nerea Jiménez says
Este texto me ha llamado la atención porque nunca había visto que en ciertos casos el número 4 se representara así IIII. Este caso es un claro ejemplo de que la lengua evoluciona para hacer las cosas más fáciles en el día a día. Yo, por ejemplo, nunca me había dado cuenta de que el reloj de la Puerta del Sol tenía el 4 escrito como IIII, aunque yo viese ese reloj por lo menos una vez al año en Nochevieja. Esto nos puede hacer reflexionar que muchas veces no nos damos cuenta de algunas pequeñas cosas que dicen mucho del pasado hasta que nos lo dicen.