Derecho al pataleo
Protesta que se produce como último recurso ante alguna injusticia y que se sabe de antemano inútil.
En los Siglos de Oro las diferencias entre clases sociales estaban reflejadas en las aulas universitarias. Los estudiantes de clases acomodadas ocupaban las mejores posiciones, siempre sentados. Los de clases más humildes, muchos de ellos criados, se veían obligados a situarse en las últimas filas o de pie. Los fríos días del invierno salmantino, estos solían llegar antes a clase para calentar los bancos de sus señores sentándose en ellos. De aquí sale la expresión «calentar el asiento». Cuando los estudiantes pobres volvían a sus sitios los encontraban gélidos, de forma que era imposible escuchar la lección sin tiritar de frío. Por ello, solicitaron al rectorado (y les fue concedido) el “derecho al pataleo”, es decir, a patalear, aplaudir y moverse para calentarse unos minutos antes del inicio de la clase.
Emilio Sánchez Hidalgo, El País
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