(…) En español, el término náhuatl dio origen a la palabra «tomate». En italiano, sin embargo, todo aquello que procediera de ultramar y se considerara exótico era «moro», y a medida que el nuevo cultivo se fue extendiendo, se le dio el sobrenombre de «pomo di moro», o «manzana morisca». En francés, los tomates se convirtieron gratamente en «pommes d’amour» («manzanas del amor»), término que llegó al inglés como «love apples», que es como se conocieron en Gran Bretaña hasta mediados del siglo XIX.
La vuelta al mundo en 80 plantas, Jonathan Drori
Marcos Cortés says
Este texto me ha llamado la atención al leerlo ya que explica la historia y el origen de nombre «tomate», que es algo que desconocía y me interesa. A mí me resulta bastante curioso descubrir el origen de las palabras y contrastar el nombre que les dan diferentes países e intentar saber el porqué de esa denominación. Todo esto te hace reflexionar en lo diferentes que somos los humanos y en las distintas maneras de pensar y relacionarse que existen. También me atrae el hecho de cómo los términos se expanden con tanta facilidad y son aceptados en otras lenguas.
Estela Lanchi says
Este texto me ha parecido muy cautivador porque a pesar de no ser muy largo, consigue hacerte reflexionar sobre la procedencia de palabras tan comunes como «tomate». Ha conseguido despertar mi curiosidad y por ello me pusé a investigar por queé el método de administración del tiempo «Pomodoro» se llama igual que tomate e italiano. La respuesta fue sencilla. Un italiano utilizó un reloj con forma de tomate para ponerla en marcha. Tras este descubrimiento, me puse a pensar en cómo la etimología te ayuda a aprender cosas nuevas y en lo bonito que es saber el origen de las palabras. Fue entonces cuando recordé un vídeo en el que cuatro personas de diferentes países decían la misma palabra en su idioma. Lo más interesante era ver que cuando no había semejanza en sus palabras se ponían a explicar la razón detrás de ese término. Un ejemplo es la palabra «barra de labios», que tiene una traducción literal en alemán («lippenstiff») y en inglés («lipstick»), pero si se tradujese literalmente del francés diríamos «labios rojos» («rouge à lèvres»).