Por Ainara Liras. Galardonado con el 3º puesto en el XXXI del Concurso Literario Juvenil Pamplona 2021.
La Abadesa Teresa entró en la sala de rezos y vio el cadáver.
Todas estábamos extremadamente nerviosas y… ¿Cómo? ¿Qué no sabéis de lo que hablo?
Pues bien, todo empezó un miércoles como otro cualquiera en el “Convento de las Monjas Blancas”, situado en Pamplona, la capital de Navarra. Estábamos sentadas a nuestras mesas bordando unos manteles cuando entró por la puerta la Madre Superiora Concepción y dijo:
- Buenas tardes, queridas hermanas, quería comunicaros que… ¡Oh! ¿Pero qué es eso, hermana Luisa? ¡Si parece un pato con orejas! Y tú, hermana Felisa, añádele unos adornos más; está muy soso.
Os la presento: ella es la Madre Superiora Concepción. Como tiene un cargo más o menos alto, se cree que puede mandarnos a todas y tratarnos como a basura. Todas estábamos hartas de ella. Por esta razón, un día, nos reunimos todas las hermanas sin cargo y discutimos sobre la Madre Superiora.
- ¡Esto no puede seguir así! – exclamé yo- ¡No aguanto más!. Tenemos que hacer algo y rápido.
- Quizá…- empezó la hermana Felisa- podríamos eliminarla.
Hubo un gran murmullo y continuó.
- No le cae bien a nadie. Un día estaba hablando con la Abadesa Teresa y dijo que no la soportaba. Y creo que tampoco tiene familia.
Todas lo reconsideramos. Era una buena idea. Creo que no había nadie a quien le cayera bien.
Estuvimos debatiendo un rato y al fin lo decidimos: organizaríamos un asesinato grupal.
Lo haríamos al día siguiente.
Madrugamos mucho para poder prepararlo todo.
Las hermanas Felisa y Luisa la matarían porque a ellas era a las que más manía les tenía. Las demás nos escondimos para que no sospechara nada y después entramos para ayudarles a limpiar.
Eran las siete de la mañana y ya no quedaba rastro de nada. Cuando estábamos hartas de ella habíamos decidido matarla. Su reacción nos sorprendió un poco. Primero se quedó en blanco, no se esperaba para nada que hubiéramos sido nosotras.
Ya sabes, ¿quién espera que las hermanas en un convento puedan matar a alguien?
Unos segundos después abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró. Se quedó pensando y entonces habló:
- Lo primero, no me parece bien que la hayáis matado. Podríais habérmelo dicho y la habría echado de aquí. íbamos a llevarnos el cuerpo, algo ocurrió. La Abadesa Teresa entró en la sala de rezos y vio el cadáver. Todas estábamos extremadamente nerviosas y… se desmayó. No nos extrañaba, la verdad, no todos los días encuentras a tus hermanas en la sala de rezos con un cadáver.
- Cuando se despertó, le tuvimos que explicar todo, lo cual no costó mucho. Simplemente tuvimos que decirle que como nos caía mal…
Lo segundo, tenemos que esconder el cuerpo, o quemarlo para que nadie lo vea. Creo que es mejor lo segundo y tirar las cenizas por el retrete.
Cuando terminó de hablar, salimos al jardín cargando el cuerpo, estaba un poco gorda y pesaba bastante, y lo quemamos.
Después, decidimos elegir a la nueva Madre Superiora.
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